domingo, 11 de febrero de 2018

amar al extranjero

Creo que amar al projimo como a ti mismo, encierra en si gran holocausto. Pues amar a Dios, como es Dios , uno le es mas facil tener la actitud de amarlo naturalmente. Pero al extranjero incluso al projimo, sin ser extrantero, nos cuesta. Puede ser porque vemos su maldad o hacemos juicios de su conducta. no importa de donde sean. Peor aun en nuestra propia familia. En nuestros propios hermanos.
Amar es el ejercicio mas pleno y liberador que existe.
Sin embargo le ponemos tantas trabas.
Que no dejamos fluir todo ese inmenso amor que ya ha sido derramado en nuestros corazones (1) 
Cuidar de mi tanto como al otro, es a veces complejo.
A veces cuidamos mas de nosotros que de otros y viceversa.
Esto es diario y cotidiano.
Ad hoc en cada circunstancia de la vida.
Al comer una empanada. Al comprar comida. 
Como le demuestro al otro que lo amo profundamente en una epoca de crisis alimenticia.
Donde por tus dolencias generales no tenemos la capacidad de ver las dolencias del otro.
El hambre nos ciega, el dolor nos abate. Nos sentimos sin fuerza.
Nos sentimos sin esperanza. 
Pero alli... en ese susurro de aliento... sin alimento y sin esperanza...
Dios nos habla y le escuchamos y nos da fuerzas y nos provee nuevamente.
Es muy dificil para alguien que no ha padecido ser extranjero, amar al extranjero.
Es muy dificil a alguien que no ha pasado hambre, darle alimento a un hambriento..
solo en estas viviencias, puedes tener un "sentido" de misericordia, pues ya lo has vivido.
Creo que la vivencia del pueblo santo de Dios. El judio natural y el Judio Espiritual, nos afirman a obedecerles y amarle.
Creo que cada pagina de la ley y la "palabra" de Dios, es una especie de poema que describe, a veces con crudeza y a veces con ternura, el proposito de Dios y la relacion con nuestra propia naturaleza.
  
(1) Romanos 5:5 
Y si aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso estamos seguros: Dios cumplirá su promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.⁰